El tratamiento del paciente coronario se basa por una parte en disminuir el trabajo y el consumo del corazón y por otra en detener la evolución futura de la enfermedad.
El funcionamiento del corazón es muy complejo y depende de múltiples factores como son entre otros, la cantidad de sangre que llega al corazón, la velocidad y presión de salida, la frecuencia cardiaca, la fuerza de contracción, la influencia psíquica, la dilatación arterial, la cantidad de sangre total , la función renal etc.
Podemos médicamente influir en cada uno de estos factores, pero al modificar uno de ellos, cambian inmediatamente todos los demás para mantener un equilibrio.
Así lo que en un paciente es positivo en otro puede estar contraindicado. Bajar la tensión a un hipertenso es muy positivo; la misma medicación en un normotenso puede dar un efecto contrario con taquicardia y mareos.
Por ello los tratamientos tienen que ser individualizados intentando conseguir la mejor calidad de vida con la menor medicación posible.
Por otra parte es necesario frenar la evolución de la enfermedad, tratando los factores de riesgo y enfermedades asociadas que son diferentes en cada paciente. |