2. ¿Qué es un infarto de miocardio? ¿Qué es una angina de pecho?  Imprimir

Nuestro corazón, al igual que el resto de nuestros órganos, necesita para su correcto funcionamiento la llegada de nutrientes y principalmente de oxígeno. Esta llegada ocurre a través de vasos sanguíneos llamados arterias. Denominamos arterias coronarias a aquellas arterias encargadas de conducir la sangre y los nutrientes que transporta, hasta la pared del corazón, pared cuyo componente principal es un músculo: el miocardio.
 
La obstrucción de las arterias coronarias por placas de arteriosclerosis, compuestas fundamentalmente por colesterol, produce una limitación o anulación de la llegada de sangre y sus nutrientes al miocardio. Cuando una placa de arteriosclerosis obstruye más del 70% del calibre de una arteria coronaria producirá un déficit en la llegada de oxígeno al miocardio en aquellos momentos en que las necesidades de oxígeno aumenten: realización de un esfuerzo, situaciones de estrés, exposición al frío, periodos de digestión,... El miocardio sufre por esa carencia de oxígeno (isquemia) y origina el síntoma de dolor torácico, por lo general opresivo, en ocasiones irradiado a cuello, espalda o brazos, que por lo general desaparece en varios minutos (menos de 30 minutos) conjuntamente con el cese del esfuerzo, el reposo o la administración de medicamentos vasodilatadores (nitroglicerina). El miocardio se recupera completamente. A este episodio de sufrimiento o isquemia miocárdica reversible se le denomina angina de pecho.

En otras ocasiones una placa de arteriosclerosis, frecuentemente de pequeño tamaño y que no había dado síntomas previamente, se erosiona en su superficie y ocasiona de forma aguda, rápida, un trombo sanguíneo que tapona totalmente la arteria coronaria dejando una parte del miocardio sin oxígeno. Ese fragmento de miocardio muere y ocasiona una cicatriz que persistirá durante el resto de la vida. A esta lesión definitiva e irreversible de un fragmento del miocardio se le denomina infarto de miocardio. Los síntomas son semejantes a los de la angina de pecho pero habitualmente más prolongados, más intensos y con otros síntomas acompañantes: fatiga, mareo, vómitos, gran ansiedad y angustia, etc.